EL TRIBALISMO
(A los periodistas y a los lectores Saharauis)
Soy un viejo militante Saharaui, como tantos otros. He vivido los
momentos más duros por los que ha pasado nuestro pueblo: el final del periodo
de dominación española y la época de la ocupación marroquí. Y me doy cuenta de
que soy testigo de un tercer drama que vive el pueblo Saharaui: el tribalismo
en el verdadero sentido de la palabra con el que actúa nuestro gobierno.
Todos
los Saharauis hemos estado unidos en la lucha por la liberación, contra España
en su momento, contra Marruecos después. Y nos indigna que hermanos nuestros,
que llevan nuestra misma sangre, estén fomentando la desunión. Y nos entristece
que quienes escriben sobre la realidad Saharaui, más allá de tratar sobre la
ocupación marroquí, eviten debatir sobre el tribalismo que nos está
fragmentando. No es hablar sobre esta cuestión lo que puede dividir a los
Saharauis. Es la política de tribu lo que nos divide. Por lo que tenemos que
sensibilizarnos y combatirla de verdad.
Lamentablemente,
nuestros dirigentes están hundidos en el fango del tribalismo. Y, ante ello, no
podemos callar. Porque corremos el peligro de que llegue a considerarse normal,
y de que nuestros hijos (que no conocieron las épocas más difíciles en las que
todos juntos luchábamos contra el enemigo) no sientan la necesidad de regresar
a los tiempos en los que todos éramos uno (unidos). Su laisser faire sería
una traición a la causa Saharaui, de la que sería responsable el traidor
silencio de quienes somos conscientes del peligroso cambio que están
introduciendo nuestros dirigentes (pelotería, tribalismo, aislamiento y nuevas
capas sociales, etc....)
Quienes
con sus escritos abordan la situación del pueblo Saharaui no deben despreciar
la importancia que, para alcanzar nuestro objetivo de liberación nacional,
tiene la desunión a la que nos empujan nuestros mandatarios. Un pueblo desunido
es la peor herencia que podemos dejar a nuestros hijos. Sería abocarlos a
ninguna parte. Vivimos el tribalismo en la época colonial. Pero, yahrag
kan ebatne, no era lo mismo. El colonialismo tiene sus recursos para
salvar sus intereses. Por eso, la política de ferig tesud (divide,
mandas) actúa a su favor. Aun así, nunca levantó a una familia contra otra,
lo que, en cambio, sí ocurre con la política tribal que ahora lleva a cabo
nuestro gobierno. Se ahonda hasta las raíces de las tribus, para, así, sacar a
la luz diferencias que dividan y dispersen a las poblaciones que un día
juntamos en un único pueblo que luchara por su liberación. Además, el
colonialismo nos dejaba elegir representantes de las tribus. Ahora no ocurre
así. Son nuestros dirigentes quienes imponen para los