El pulpo gallego viene del Sáhara
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TÁNGER
· 28 DIC.
2017 18:22
El pulpo marroquí está ya en casi todas las cadenas de supermercados
españoles. En la imagen, un pescador marroquí con uno gigante. CRÓNICA
Son de color más
claro, resisten más tras ser cocinados, y los hay a toneladas. Es el octopus
vulgaris.
El primero en 'bajarse
al moro' a por él fue un mecánico hijo de un gallego emigrado a Suiza.
Abordo de una safina marroquí, a 15
metros de la costa de Dakhla, en el Sáhara Occidental, pescadores como el de la fotografía
agarran con entusiasmo el octopus vulgaris que capturan. No todos son gigantes, pese a que en sus vidas se alimentan de almejas y
crustáceos del caladero Atlántico. Es por eso por lo que en los pulpos del
Sáhara, al degustarlos, se nota la textura suave si se ha cocinado a fuego
lento y se ha bañado después en agua helada. Y así es como el animal llegará
vivo al frigorífico, se congelará y se enviará al puerto de Tánger, cruzará el
Estrecho en ferry hasta Algeciras y después en camión hasta Camariñas, un
pequeño pueblo de La Coruña. La empresa del gallego José Luis Canosa lo espera
para venderlo estas navidades a supermercados de toda España.
José Luis y su mujer, Rosa María, llevan
20 años dirigiendo Frigoríficos
de Camariñas, bautizados por la prensa gallega como «los reyes del pulpo
congelado». Pero llegaron en 2006 a la ciudad de
Agadir, al sur de Marruecos, y se asociaron con una familia del reino, los
Ouquaiti, para aumentar su producción. Ahora están moviendo cinco millones de
toneladas de cefalópodos al año.
«El pulpo gallego que tenemos no llega
ni al 3%», explica José Luis. Tiene 55 años, es hijo de un gallego emigrante en
Suiza, y tuvo una enfermedad en la columna que le obligó a dejar su empleo en
una conservera. Entonces empezó a vender salmón y después se pasó al pulpo.
Estas semanas está construyendo una nueva planta en Agadir, a 1.900 kilómetros
de su pueblo.
«Abastecemos en exclusiva a Carrefour y
nuestro pulpo está en casi todas las cadenas de supermercados españoles.
También a algunos restaurantes», asegura el empresario». El pulpo gallego lo cocinas y lo tienes
que consumir al instante, es más frágil. El marroquí es más consistente y hasta lo puedes comer al día siguiente, tiene esa ventaja. Pero
ambos son de muy buena calidad». José Luís reconoce que el problema que tienen
en su tierra es no hay suficientes cefalópodos. «En Marruecos hay días que
compramos 40 toneladas y aquí la lonja que más te da son 800 kilos al día, y se
vende el producto por semana».
En Dakhla, al sur de El Aaiún, un hombre
llamado Hakim, descendiente de una
familia de armadores, recuerda el día, hace
justo 42 años, en el que su padre llegó a casa gritando que Marruecos había iniciado la Marcha
Verde y que ya no iban a poder vender más pescado a los españoles
porque les iban a expulsar de esas tierras. «Quién nos
iba a decir que ahora toda España estaría comiendo nuestro pulpo», bromea Hakim
al preguntarle por sus cefalópodos. «Los nuestros tienen un color más claro,
aguantan más tiempo ya cocinados y, sobre todo, aquí tenemos muchos más».
Pero que no se le atragante el pulpo.
Esto no es ningún secreto ni está consumiendo uno de peor calidad. Es
simplemente la consecuencia de la excesiva demanda de un producto que nunca
deja de estar de moda y la escasez que hay de él en las rías gallegas. Los
pulperos del norte lo tienen claro.
«El problema es que aquí hay poco que
pescar y este año se han disparado los precios, estamos pagando a 15 euros el
kilo estas navidades. El pulpo de
la ría tiene más sabor a mar, pero la mayoría que nos llega es el del banco
canario-sahariano, que también es muy bueno», explica
José Manuel, dueño de la Pulpería Asador Veracruz de O Carballiño (Ourense).
El presidente de la Federación Galega de
Cofradías de Pescadores, Tomas Fajardo, reconoce este auge e imposición del
pulpo marroquí sobre el local. «Las altas temperaturas y la falta de lluvia han
provocado que las capturas de pulpo se hayan visto reducidas y que el precio se
dispare en las lonjas y en los mercados. Por eso la gran mayoría llega de las
costas africanas, sobre todo de Marruecos y también de Mauritania, pero es
imposible saber la cantidad exacta», dice.
En Madrid, al llamar aleatoriamente a tres pulperías,
hablan del aumento del precio del kilo y reconocen que su pulpo viene de
Marruecos y que se lo trae un proveedor de Lugo. Lo mismo dicen en restaurantes de Cádiz y Barcelona. Si se va a
supermercados como el del Corte Inglés o Lidl, se encuentran paquetes de pulpo
cocido como los de la marca Meripul, de la empresa Viveros Merimar, que
especifican claramente que su cefalópodo proviene de «las aguas de Dakhla, en Marruecos, lo que
significa que se trata de un pulpo de la máxima calidad existente en el mercado».
El problema y la polémica que surge ante
el pulpo marroquí es de la zona donde proviene, el Sáhara Occidental,
considerado por la ONU como «el mayor territorio del planeta que todavía no ha
sido descolonizado». Justo hace un año, el 21 de diciembre de 2016, el Tribunal
de Justicia de la Unión Europea dictó una sentencia en la que valida el pacto
comercial entre la UE y Marruecos, pero excluye el Sáhara Occidental por no
considerarlo parte de su territorio. Por ello las asociaciones pro saharauis y
el Frente Polisario denuncian el «expolio constante e ilegal» que está
sufriendo el Sáhara Occidental, rico en recursos naturales, que cuenta con gran
banco pesquero.
Primer principio básico de un buen
catador de pulpos: no es lo
mismo pedir un pulpo gallego que un pulpo a la gallega.
Segundo principio básico menos lógico:
el pulpo que usted está comiendo estas navidades viene del Sáhara.
Por los amigos del Sahara, Luis Portillo.
El Militante Lahaye.
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